La libertad parece al mundo indispensable para la felicidad.

El Hôdon que prefiere hablar de autonomía y de libre árbitro, estableció un modelo de conjuntos con esta libertad.

En efecto, cada ser tiene que disponer de un conjunto de recursos.

La unión de los recursos aumenta el potencial común, pero una intersección es indispensable para el intercambio. Desgraciadamente, este espacio de intercambio, indispensable para la comunicación, es también fuente de conflicto ya que todo no es necesariamente repartible.

Así pues, cuando dos Hôdones cohabitan en el mismo volumen sonoro, cada uno puede querer llenarlo con ruidos mutuamente molestos. En este caso, los colonos de Hôdo intentan regular el conflicto por la evitación tan importante para ellos. Pero eso no es siempre simple en la práctica, puesto que a menudo esta situación implica el abandono de un recurso para al menos una de las dos partes.

Cualquier sea el modo utilisado, física, biológica o psíquica, es el más fuerte que triunfa. La humanidad establecio códigos de leyes muy complejos para determinar "legalmente" quien es el más poderoso. Estas codificaciones nunca pueden satisfacer a todo el mundo. Asi, esas leyes volvieron puestas y herramientas de toda forma poder.

Es más fácil oponerse a un adversario o un obstáculo visible que indetectable. Así pues, es corriente dar la ilusión que el sumido está convencido ganar y que el dueno está "moralmente" el mejor.

Más los sistemas "se popularizan" o "se democratizan", más las formas de predominio se velan de santidad políticamente correcta.

Las cruzadas cambian de mitología, pero los dioses que controlan son los mismos y la sangre del humanos queda roja.